miércoles, 23 de abril de 2008

Feliz (?) Día del Idioma

Ya en un post anterior mencioné esa especie de fascinación que tengo con mi lengua nativa, el castellano (en ese entonces la llamé "una obsesión casi compulsiva por el uso correcto de mi idioma materno") y los incontables colerines que me genera vivir en un país en el que la mayoría de gente no habla bien, desgraciadamente, porque nuestro sistema educativo es una reverenda e inmunda mierda.

Este Día del Idioma se celebra en nuestro país con más del 12% de analfabetismo, por lo que hablar del Día Internacional del Libro (el cual se festeja también el día de hoy) es inútil para 1 de cada 8 peruanos. Ni qué decir del bochornoso nivel de comprensión de lectura que tienen nuestros niños, pues 8 de cada 10 niños no entienden lo que leen y eso, obviamente, no es culpa de ellos.

Es al Estado, a quien por defecto (qué irónico usar esta palabra en este contexto) le corresponde velar por el bienestar educativo de nuestros niños. Sin embargo, porque el Perú es el País de las Maravillas, uno tras otro nuestros ministros de educación no han sabido aplicar las reformas necesarias para dar el gran salto. No hemos siquiera dado pasitos de bebé, y muchas veces pienso que la pintoresca sentencia "avanza para atrás" con que los cobradores de combi parecen querer desafiar la física y la lógica es una simple y llana extrapolación del modus operandi en que los gobiernos que una y otra vez nos empeñamos en seguir maleligiendo* conducen al Perú.

Y, bueno, está también el SUTEP (Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú). Ay, los dirigentes SUTEP, maestros de profesión, revoltosos de oficio. Quejarse está bien cuando las cosas están mal, pero protestar por mera costumbre e intransigencia es simplemente enfermizo. Si las propuestas educativas del gobierno son desacertadas, las respuestas que ofrecen los líderes del sindicato de maestros les hacen justa y nefasta competencia. Pero, ¿no reza acaso el dicho que para cada roto hay un descosido? Gobierno y SUTEP son tal para cual, dos caras de una misma y depreciada moneda, y, mientras tanto (y sólo para seguir con la analogía), la tela de nuestro sistema educativo, que ya más parece trapo, está más deshilachada que pantalón de loco.

Me abstengo de proponer alternativas para la mejora de nuestro sistema educativo porque no soy experto en educación ni mucho menos. Hay, sin embargo, quienes sí lo son (como los miembros del Consejo Nacional de Educación), pero incluso sus ideas siguen siendo rechazadas por el gobierno de manera soberbia y por los representantes del magisterio por afanes políticos o, lo que es peor, por simple berrinche.

Cervantes no murió el 23 de abril de 1616, sino el día anterior; Shakespeare, mucho menos, pues la data real de su muerte, según el calendario gregoriano, fue el 3 de mayo. El Inca Garcilaso de la Vega fue el único que dejó este mundo en la fecha que actualmente conmemoramos al celebrar el Día del Idioma (los hispanoblantes) y el Día Internacional del Libro. Y esto -aunque DEBIÓ ser todo lo contrario- nunca me lo enseñaron en la escuela.



* Me tomo la licencia de usar este neologismo siguiendo los preceptos establecidos por Juan Eugenio Hartzenbusch para la admisibilidad de los mismos, tal como figuran en el ensayo "Substantivos con el sufijo -ística", incluido en el libro "De esto y aquello" del políglota Marco Aurelio Denegri, a saber: es palabra bien formada, necesaria, fácilmente comprensible y lógicamente justificable (pag. 313 de la primera edición).

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