Tu cabello es del color con que arde la pasión dentro de tu pecho, tu piel es suave y frágil como la porcelana, tus ojos tienen el color de un mar fértil y eterno, tu nariz es tan pequeña que parece tenerle miedo de robarle el aire al mundo, tus labios son amables y rojos como las flores del jardín que cultivabas de niña, la geografía de tus senos me convierte en aventurero feliz, tus manos acarician el mundo y convierten tus miradas en arte, el calor de tu vientre es sincero, la sinuosa cadencia de tus caderas es el alimento de la sed impaciente de mis deseos y esperanzas, tu espalda es el lienzo en que dibujan mis caricias y mis besos.
No te atrevas, nunca más, a proclamar la herejía de negar tu belleza, no vuelvas a desafiar la verdad que develan mis ojos cuando descubren su sentido en ti.
jueves, 17 de abril de 2008
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