miércoles, 13 de junio de 2007

Otra oportunidad perdida

El día de ayer al mediodía fueron dados a conocer los nombres de los finalistas del concurso "Bandas de Garage" de Studio 92. Antes, sin embargo, de que empiece mi descarga en contra de la radioemisora, quisiera dejar bien en claro que este post no está sesgado ni ha sido filtrado por herida alguna inflingida en mi orgullo musical, puesto que mi grupo NMJ participó y no clasificó.

Para empezar, ¿qué es una banda de garage? Según Wikipedia se trata, antes que todo, de un «grupo de músicos amateur de rock and roll». En palabras más sencillas, es ROCK ejecutado por músicos no profesionales, señores, de lo que estamos hablando aquí: el rock pop es sólo una de sus variantes y, a título personal, la más patética y deplorable. Más que un subgénero, el rock pop es, siempre bajo mi humilde perspectiva, un infragénero facilón y aburrido.

He aquí la primera falacia que encontramos en las bases del concurso de Studio 92, al nombrar su concurso como "Bandas de Garage", para luego restringir el universo de agrupaciones musicales aptas para participar sólo a aquellas que interpretan rock pop, reduciendo así -podría incluso aventurarme a decir que eliminando- cualquier posibilidad de descubrir o fomentar el talento y la originalidad en las bandas participantes.

Y, aun así, muchos de nosotros decidimos (ingenuamente) ingresar en el mentado concurso. Repasando los videos encontramos bandas interpretando desde el más empalagoso emo/punk melódico hasta el más deprimente stoner metal. Tropezar con bandas del primer tipo es fácilmente comprensible, debido a la popularidad que goza este género, sobre todo entre los más de los imberbes (hecho que reduce notablemente mis esperanzas en la juventud).

La situación de la banda de stoner metal (sólo pude "disfrutar" de un video del tipo, afortunadamente), sin embargo, podría tildarse hasta de desubicada, ya que de lo que estamos hablando aquí es, finalmente, de un concurso organizado por STUDIO 92 y hasta la ingenuidad tiene sus límites, luego de lo cual se cruza la delgada línea que la separa de la estupidez. No obstante, puede tomarse este caso de manera bastante ilustrativa para comprender hasta qué punto "Bandas de Garage" despertó expectativas dentro de la escena musical local, sin distinción de género, raza o talento musical.

Y, bueno, está también la cuestión del "jurado" al cual, por cierto, nadie conoce hasta el momento. Es ese, precisamente, el meollo del asunto: nuevamente las bases se prestan para atentar contra toda posibilidad de que este concurso se hubiera convertido verdaderamente en fuente de apoyo para los nuevos talentos, ya que de los jueces sólo se dijo qué serían (un representante de una disquera, un cantante profesional, un manager de artistas y el jefe de programación de Studio 92.), nunca quiénes.

Salvando las distancias -y con todo el respeto que me merecen las VÍCTIMAS (y sólo ellas) de la violencia política de las dos décadas pasadas- estamos frente a un escenario equivalente al de los jueces sin rostro del fujimorato y hasta podría decirse que mucho peor incluso, por lo menos para efectos del concurso motivo de este post, puesto que de los fueros antiterroristas en cuestión siquiera podía contarse el número y saber que se trataba, en efecto, de personas de carne y hueso.

Y, finalmente*, está el hecho de que las bandas finalistas fueron escogidas sólo entre los audios que fueron subidos al servidor de Studio 92. ¿Y los videos? ¿No se trataba, acaso, de un concurso de VIDEOCLIPS? Es muy extraño que algunas semanas después de iniciado el concurso fuera recién instaurada la disposición de que también podían participar audios y que fuera de entre éstos, precisamente, de donde salieron los grupos que lograron clasificar a la final.

Con todo, el próximo jueves 13 de julio se elegirá al ganador de "Bandas de Garage" entre cinco finalistas que -y creo que muchos comparten mi opinión- no vale la pena escuchar por más de 2 segundos. Oír sus temas -por lo menos los que eligieron para participar en el concurso- por un lapso mayor es arriesgarse a sufrir una severa decepción -para los que no están ya decepcionados, como yo, desde hace mucho tiempo- respecto a lo que la industria musical quiere, desde hace demasiado tiempo, poner en nuestros oídos.

A estas alturas ya no me interesa en lo más mínimo saber cuál fue, finalmente, la agrupación ganadora. Escuchar a una de las cinco bandas finalistas es como escucharlas a todas: así de aburridas, pusilánimes y prefabricadas son las canciones que el "jurado" se encargó de elegir, dejando fuera de carrera a propuestas más prometedoras, originales y, sobre todo, verdaderamente rockeras.



* Además de todo esto, se rumorea que varias de las bandas clasificadas (si es que no todas) no serían amateur. Una de ellas incluso habría grabado un single promocional con la productora FMO, lo que debería haberla descalificado inmediatamente.